jueves, 16 de diciembre de 2010

edgar emilio

Edgar  Emilio Urribarri
C.I.: 19.042.518
Trimestre 3
Ing. civil
 UBV "L.B. José Manuel B. M" nueva Bolivia
MANIFIESTO DE CARTAGENA

  En este manifiesto, Bolívar expone sus consideraciones sobre la situación de la guerra de independencia, en especial las causas que llevaron al fracaso la primera república.
Así, Bolívar destaca la adopción de un gobierno que adoptó un sistema federal con sus consecuencias fatales para los intereses de unificación de la república; por otra parte la orientación que tuvieron los magistrados para procurar el orden social quienes consideraron que el mismo se conformaba yconstruía con la promulgación de leyes. De manera tal, que tuvimos filósofos por gobernantes y filantropía por legislación, lo que contribuyó a la disolución total de la primera república.
Por ello, a cada conspiración y acto de corrupción y desobediencia sucedía el perdón que no hacía más que mandar a hacer el crimen, más aún cuandola república se encontraba en construcción social y política.
Contrarios a levantar tropas disciplinadas y fuertes, el gobierno procuró la instalación de soldados y demás burócratas que contrarios a defender los intereses de un república que perseguía su fortificación, contribuyeron al agotamiento del erario público.
El sistema federal adoptado por el gobierno exacerbó el caudillismo que terminó dando como resultado la rivalidad entre las provincias y ciudades deVenezuela, más aún cuando la unificación de la patria se encontraba en gestación.
Por otra parte, la adopción de una nueva y desconocida moneda que pretendía mediar la relaciones comerciales generó una gran incertidumbre que aún la población no se encontraba en capacidad de comprender como la expresión abstracta del valor de los bienes y servicios. De manera tal que, la población percibía que con la moneda se les estaba despojando del valor intrínseco (valor de uso) que poseían los bienes y servicios, aumentando así el descontento de la población ante el nuevo sistema político independiente de la corona española.
Además de todo ello, lo que más debilitó a la república fue el sistema federal que adoptó , que siguiendo las máximas exageradas de los derechos delhombre promovió la anarquía. Debido que a pesar de las bondades del sistema federal, es el más inadecuado para nuestros pueblos, dado su oposición a los intereses de unificación de un república que recién nacía.
En síntesis, Bolívar resume las causas principales que dieron al traste con la primera república expresando que en primer lugar debe colocarse laconstitución federal que era tan contraria a los intereses de la república como favorable a las intenciones de los enemigos. En segundo lugar, el espíritude misantropía que se apoderó de nuestros gobernantes. Tercero, la oposición de conformar un cuerpo de soldados con cuya fuerza pudieran replegar los ataques de los enemigos y por último, el terremoto que fue explotado por el fanatismos de la iglesia católica la cual lo utilizó para infundir miedos a la población difundiendo la creencia de que el mismo era la respuesta de dios ante los intentos de independencia de la corona española.
 La Carta de Jamaica:
 Escrita por Bolívar (un americano meridional en Kingston el 6 de setiembre de 1815). En ella, el Libertador analiza el presente de la América Hispana a la luz del pasado, e indica las grandes líneas previsibles del porvenir.
A Simón Bolívar como hijo de un blanco criollo le pertenecía la herencia cultural de sus abuelos conquistadores. Pero además del legado cultural que constituía su identidad, le pertenecían todos los títulos y concesiones otorgadas por la Corona a sus antepasados. Recordemos que Bolívar nos menciona en la Carta de Jamaica, acerca de la relación de dependencia y referencia cultural entre La América del sur y La Península Española, "...una tierna solicitud por la cuna y la gloria de nuestros padres...". Con ello, sugiere su potestad sobre los derechos que le pertenecían por herencia. 

Bolívar además en dicha Carta cita aquello que define como "la imagen de nuestra situación", esta es, ser un "pequeño género humano", es decir, un "grupo civilizado" con un "mundo aparte" "nuevo en casi todas las artes" y "ciencias", aunque viejo en los modos de proceder de la sociedad civil. Seguidamente, en este mismo párrafo, Bolívar usa nuevamente el término "nosotros", y luego inicia una calificación de ese "nosotros" al modo siguiente: "no somos indios", "ni europeos".
Se aclara así explicitamente que ese "nosotros" se refiere a los blancos criollos. Además, Bolívar continúa introduciendo definiciones más completas de ese "nosotros": "una especie media entre los legítimos propietarios del país" y los "usurpadores españoles", "americanos por nacimiento" y "nuestros derechos los de Europa".
Respecto a dichas calificaciones es idóneo destacar que Bolívar se considera un americano del sur por nacimiento, confirmándonos que había asumido una identidad cultural propia diferenciándose de los "más autóctonos" del lugar, los indígenas, y de los menos "próximos" al territorio suramericano, los españoles peninsulares.
Había hecho suyas unas circunstancias existenciales que le llevaban a concebirse como un ser auténtico en cuanto diferente y diferenciable, de sus anteriores modelos y referencias de ser un hombre de sociedad civilizada: los españoles de La Península. De allí que observa que su "caso", sus circunstancias, su realidad histórica y existencial es un ejemplo de lo más "extraordinario y complicado", que ha sido posible decantar por él, sólo a través de un proceso reflexivo concluyente de una noción determinada, por aquello que Arturo Andrés Roig en su obra "Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano" llama el "...a priori antropológico…", noción que postula como punto de partida para elaborar una teoría y crítica del pensamiento latinoamericano, esto es, un necesario concepto de sujeto para afirmar el pensamiento acerca de sí mismo, que se usa para realizar una reflexión acerca del alcance y sentido de las pautas implícitas cuando nos comprendemos como "...ponernos para nosotros y valer sencillamente para nosotros...".

Para Roig tal noción del a priori antropológico estaría expuesto ya en Hegel, específicamente en su "Introducción a la Historia de la Filosofía", allí éste filósofo desarrollaría el problema acerca del inicio de la reflexión filosófica y su historia, al proponer como dicho inicio el momento cuando el sujeto se considera a sí mismo como valioso del todo. Dicho momento para Hegel se inicia históricamente en la cultura griega, tal planteamiento hegeliano Roig lo traduce como sujeto plural sobre la base de las categorías de "mundo" y "Pueblo".
En definitiva, para Roig el sujeto griego que consta con una conciencia para sí, es decir, de verse como valioso del todo, accede a una universalidad únicamente a través de dichas categorías, pues la pluralidad de otros para sí que constituye "el pueblo", y otros numerosos pueblos que constituyen "el mundo", se contrastan por similitud en el sujeto particular cual proyección de éste en las categorías de "mundo" y "pueblo".
 Y puesto que en los griegos priva la primera proyección, es posible en Hegel enunciar el a priori que Roig resalta, ya que el pueblo griego es la concreción del inicio de la filosofía y no un mero dato histórico, pues además plantea las condiciones de cómo se efectúa el inicio de la cuestión: en un contexto espacial y temporal, en la realidad histórica de ese pueblo a partir de sus circunstancias. De modo que para este filósofo argentino acudiendo a esas condiciones nos haríamos con: "...las normas o pautas que señala son de modo claro y evidente la formulación del a priori antropológico...".

Ahora bien, Roig no pretende negar la validez de la exigencia y necesidad de determinar las formas a priori de la razón kantiana: el Espacio y el tiempo; pero sí pretende sostener que su a priori antropológico redescubre las formas lógicas sobre las que se organiza el pensamiento: el mundo y el pueblo.
Esto es así para Roig porque la necesaria valoración de "sí mísmo" (del sujeto), comprende un sistema de códigos de origen social e histórico, pautado por las condiciones espaciales, temporales y culturales específicas de "ese pueblo" y no otro, que se patentiza en el modo como se estructuran las bases de cualquier discurso a enunciar. Es decir, todo discurso obtiene su unidad y sentido de la autoafirmación del sujeto de discurso, quien de hecho posibilita su inicio. 



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